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Dosier: Vitamina C, más necesaria que nunca a nivel mundial

En la actualidad estamos viviendo tiempos de incertidumbre, cargados de ansiedad y estrés debido a la pandemia global originada por el COVID-19. Y, aunque todavía no se ha descubierto una cura para este virus, en esta oportunidad queremos hablar sobre la vitamina C, una aliada con mucho que aportar para ganar esta lucha.

Conocida desde hace décadas, la vitamina C, al igual que otras vitaminas, minerales y oligoelementos son esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Esta vitamina fue descubierta en los años 30 cuando se investigaba la causa del escorbuto (1) y desde entonces, solo ha despertado interés sobre sus efectos a nivel biológico.

Papel de la vitamina C en el organismo

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es un nutriente esencial que se adquiere diariamente a través de la dieta. Esto se debe a que, a diferencia de otros mamíferos, los humanos no somos capaces de sintetizar la vitamina C.

Dentro de sus principales acciones sobre nuestro organismo, resalta la capacidad antioxidante que ha demostrado tener la vitamina C (1). Esta vitamina es capaz de proteger nuestras células del efecto dañino ocasionado por los radicales libres. Los radicales libres se derivan de la oxidación generada en procesos celulares metabólicos, infecciones y por agentes tóxicos provenientes del ambiente (2, 3).

Asimismo, la vitamina C es un cofactor de la actividad enzimática necesaria para la síntesis de compuestos biológicos, como el colágeno y la carnitina. Así como también para el correcto funcionamiento de procesos regulatorios, la transcripción genética, la producción hormonal y la regulación epigenética (2).

Como hemos mencionado previamente, la carencia de vitamina C de manera prolongada genera la aparición de escorbuto. El escorbuto es una enfermedad potencialmente fatal relacionada con la ruptura de las fibras de colágeno (2). Adicionalmente, la deficiencia de esta vitamina también se relaciona con una mala cicatrización de heridas y el compromiso del sistema inmune.

Un factor determinante que demuestra la importancia de la vitamina C a nivel inmunológico es su elevada concentración en fagocitos y linfocitos (ambas células inmunes), en comparación con sus valores plasmáticos (3). Por ello, la acción antioxidante de esta vitamina es crucial en la protección de los tejidos contra el estrés oxidativo causado por infecciones (1).

Por ende, cuando existe un déficit de vitamina C, la persona se encuentra más vulnerable a la aparición de infecciones potencialmente mortales. La neumonía y otras infecciones respiratorias severas son un ejemplo de complicaciones comunes en casos de avitaminosis C (2, 3).

La vitamina C en resfriados y neumonías

Se ha demostrado que la suplementación con vitamina C puede tener un efecto positivo en pacientes con neumonía que presentan bajos niveles plasmáticos de esta vitamina, así como pacientes con infecciones respiratorias del tracto superior (1, 2). Gracias a su acción biológica, esta vitamina ejerce una disminución dependiente de la dosis en la duración de la neumonía, contribuye a reducir la severidad de la enfermedad y, por ende, disminuye la mortalidad (1).

Además, es un recurso que implica un bajo costo y tiene muy pocos riesgos. Asimismo, el efecto de la vitamina C en el tratamiento del resfriado común también ha sido estudiado de manera exhaustiva (1, 4, 5). Incluso se ha establecido que personas con una ingesta diaria de vitamina C mediante el consumo de complementos alimenticios podrían beneficiarse de dosis extras de vitamina en casos de resfriados (5).

De igual forma, existen personas con una ingesta inadecuada de micronutrientes que se encuentran sometidas a una elevada demanda de requerimientos orgánicos debido a agentes estresantes, enfermedades y otros factores (6). Por ello, dichas personas experimentan una disminución de las reservas de antioxidantes en el organismo, lo que desencadena un compromiso inmunitario. Es estos casos la vitamina C logra desempeñar un papel de soporte al sistema inmunitario, modulando su funcionamiento y reduciendo el riesgo de infecciones (6).

COVID-19 y su relación con la vitamina C

Como sabemos, en la actualidad existe una lucha a nivel mundial que busca hacer frente a la pandemia del COVID-19. El distanciamiento social, las medidas de protección (uso de mascarillas, guantes, geles hidroalcohólicos…) y el aislamiento generalizado de la población forman parte de la rutina diaria de millones de personas alrededor del mundo.

A pesar de que resulta imperante acatar las recomendaciones sanitarias para evitar el contagio y la propagación del virus SARS-CoV-2, existen múltiples parámetros de la evolución clínica y el manejo del COVID-19 que necesitan optimización (7). De allí que hablemos de los beneficios que puede aportar el consumo de vitamina C como coadyuvante en estos tiempos de crisis.

La vitamina C refuerza el mantenimiento de la barrera epitelial alveolar y aumenta los canales de proteínas que regular la eliminación del líquido alveolar (7), evitando así el colapso del alvéolo. Además, la administración de altas dosis de vitamina C vía intravenosa tiene un efecto protector en el síndrome de distrés respiratorio agudo inducido por sepsis (7).

Finalmente, aunque en este momento no tenemos evidencia científica disponible sobre los efectos de la vitamina C en el COVID-19, cada vez estamos más cerca. Actualmente existe un estudio en curso en el Hospital Zhongnan (NCT04264533), iniciado el 14 de febrero de este año, que busca evaluar la eficacia clínica y la seguridad del consumo de vitamina C en la neumonía viral desarrollada por SARS-CoV-2 (7).

Mientras esperamos con ansias los resultados de este estudio, cuya fecha estimada de finalización está pautada para septiembre de este año, te comentaremos sobre las distintas presentaciones de la vitamina C en el mercado. Y, posteriormente, sabrás por qué consideramos que la acerola es la mejor fruta cuando se trata de vitamina C.

Otros estudios vinculados con el COVID-19

El tratamiento con vitamina C intravenosa redujo las tasas de mortalidad en pacientes con sepsis e insuficiencia respiratoria aguda grave (link)

La sepsis es una afección potencialmente mortal causada por la respuesta inmune innata del cuerpo a la infección aguda. En algunas circunstancias, los aspectos de esta respuesta que generalmente se asocian con la defensa contra la infección pueden inducir daño celular y tisular extenso, lo que lleva a una falla orgánica múltiple, el sello distintivo de la sepsis. El síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) es una lesión orgánica asociada a sepsis común que puede provocar insuficiencia respiratoria y la muerte. Un ensayo de fase 2 de 2019 encontró que la vitamina C intravenosa redujo las tasas de mortalidad entre los pacientes con sepsis y SDRA.

El ensayo aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo, multicéntrico se llevó a cabo en siete unidades de cuidados intensivos médicos en los Estados Unidos durante un período de tres años. Los participantes del estudio incluyeron 167 pacientes masculinos y femeninos (edad promedio, 55 años) con sepsis y SDRA. Cada seis horas durante cuatro días, los pacientes recibieron vitamina C intravenosa (50 miligramos por kilogramo de peso corporal) o un placebo.

Los autores del estudio observaron una diferencia sustancial en las tasas de mortalidad entre los dos grupos. Mientras que aproximadamente el 30 por ciento de los pacientes que recibieron vitamina C intravenosa murieron, más del 46 por ciento de los pacientes que recibieron el placebo murieron. Los pacientes que recibieron vitamina C también tuvieron menos días de ventilación, pasaron menos tiempo en cuidados intensivos (siete días versus diez) y sus estadías en el hospital fueron aproximadamente una semana más cortas que las que recibieron el placebo.

Estos hallazgos sugieren que la administración intravenosa de vitamina C podría ser beneficiosa en pacientes críticos con sepsis e insuficiencia respiratoria.

Grandes dosis de vitamina C de hasta 8 gramos por día pueden reducir la duración del resfriado común.(link)
La mayor parte de la investigación científica sobre la efectividad de la vitamina C en la lucha contra la infección se ha centrado en reducir los síntomas y la duración del resfriado común, con resultados mixtos. Sin embargo, la mayoría de estos estudios han usado dosis de aproximadamente 1 gramo por día. Los resultados de un estudio de 2017 sugieren que dosis mucho mayores podrían ser más efectivas para reducir la duración de un resfriado.

Aunque la mayoría de los adultos generalmente tienen uno o dos resfriados por año, los síntomas del resfriado son la razón de muchos días de trabajo o escuela perdidos. Alguna evidencia sugiere que los costos financieros asociados con un resfriado son similares a los asociados con tener presión arterial alta o un derrame cerebral.

El autor del estudio revisó los hallazgos de dos ensayos aleatorios centrados en la efectividad de la vitamina C para reducir la duración de los síntomas del resfriado. Uno de los ensayos tenía cuatro grupos de tratamiento: un grupo que tomó un placebo, dos grupos que tomaron 3 gramos por día y un grupo que tomó 6 gramos por día. La dosis de 6 gramos redujo la duración de los síntomas del resfriado en aproximadamente un 17 por ciento, aproximadamente el doble que la observada con solo 3 gramos. El placebo no tuvo efecto sobre la duración de los síntomas. El otro ensayo tuvo tres grupos de tratamiento: uno que tomó 4 gramos por día, uno que tomó 8 gramos por día y otro que tomó un placebo. Tomar 8 gramos por día redujo la duración de los síntomas en un 21 por ciento, en comparación con el grupo placebo.

Estos hallazgos sugieren que grandes dosis de vitamina C oral podrían reducir la duración de los síntomas asociados con el resfriado común, pero la autodosificación debería comenzar tan pronto como aparezcan los síntomas del resfriado para obtener el mayor beneficio.

La vitamina C podría reducir la duración de la ventilación mecánica en pacientes críticos (link).
La ventilación mecánica, una medida terapéutica utilizada para ayudar o reemplazar la respiración espontánea, es una estrategia importante utilizada para tratar a las personas que experimentan insuficiencia respiratoria. Un metaanálisis reciente encontró que el tratamiento con vitamina C acortaba la duración de la ventilación mecánica entre los pacientes en cuidados intensivos.

Los investigadores observaron los hallazgos de ocho ensayos con 685 pacientes. Descubrieron que la vitamina C acortaba la duración de la ventilación mecánica en un promedio del 14 por ciento. Pero los investigadores notaron diferencias importantes en el efecto de la vitamina C entre los ensayos, con el mayor beneficio, observado entre los pacientes que estuvieron en ventilación mecánica por la mayor duración, los pacientes que fueron más críticos. En cinco ensayos con más de 470 pacientes que requirieron ventilación durante más de 10 horas, el suministro de 1 a 6 gramos de vitamina C por día acortó el tiempo de ventilación en un promedio del 25 por ciento.

Estos hallazgos indican que la vitamina C acorta la duración de la ventilación mecánica, especialmente entre pacientes críticos.

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La vitamina C reduce la proteína C reactiva entre algunos grupos de personas (link)

La inflamación es un fenómeno biológico desencadenado por el sistema inmune en respuesta a una lesión física o infección. Las propiedades inmunoestimulantes y antioxidantes de la vitamina C pueden mediar la respuesta inflamatoria del cuerpo, reduciendo los síntomas o el riesgo de diversas enfermedades.

La inflamación es un fenómeno biológico desencadenado por el sistema inmune en respuesta a una lesión física o infección. Las propiedades antioxidantes y de refuerzo inmune de la vitamina C pueden mediar la respuesta inflamatoria del cuerpo, reduciendo los síntomas o el riesgo de varias enfermedades. La evidencia sugiere que la vitamina C puede disminuir la proteína C reactiva (PCR), un marcador de inflamación.

La proteína C reactiva es una proteína que aumenta en la sangre con inflamación e infección, así como después de un ataque cardíaco, cirugía o trauma. Es una de varias proteínas que a menudo se denominan reactivos de fase aguda. Los niveles sanguíneos de PCR superiores a 1 miligramo por litro son indicativos de un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular.

El estudio aleatorizado incluyó a casi 400 adultos sanos (edad promedio, 44 años) que tomaron 1 gramo de vitamina C, 800 unidades internacionales de vitamina E o un placebo todos los días durante dos meses. Los hallazgos revelaron que la vitamina E no tuvo ningún efecto en la reducción de la PCR; sin embargo, la suplementación con vitamina C disminuyó la PCR en un 16,7% en comparación con las mediciones previas al tratamiento, pero solo en los participantes que tenían niveles basales de PCR por encima de 1 miligramo por litro. Esta reducción en la PCR fue comparable a las logradas con estatinas (medicamentos para reducir el colesterol).

Curiosamente, el estudio identificó un fuerte vínculo entre la obesidad y los niveles elevados de PCR. Mientras que el 25 por ciento de las personas de peso normal tenían niveles elevados de PCR de CRP, el 50 por ciento de los participantes con sobrepeso y el 75 por ciento de los participantes obesos tenían niveles elevados.

Estos hallazgos sugieren que la vitamina C podría disminuir la inflamación a una magnitud similar a la de algunas estatinas en personas con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular según los niveles de PCR.

La vitamina C aumentó la biodisponibilidad de las catequinas presentes en el té verde (link).

Las catequinas son compuestos bioactivos presentes en el té verde. Algunas catequinas, como el galato de epigalocatequina (EGCG), son potentes carroñeros de especies reactivas de oxígeno con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y anticancerígenas demostradas tanto en estudios clínicos como in vitro. La evidencia sugiere que la vitamina C podría aumentar la biodisponibilidad de las catequinas presentes en el té verde.

Los consumidores de té verde comúnmente agregan leche, limón u otras sustancias a su té. Para evaluar el impacto que estos aditivos tienen en la biodisponibilidad de catequina, los autores del estudio agregaron cantidades variables de ácido cítrico, BHT y EDTA (conservantes comunes), ácido ascórbico (vitamina C), leche (vaca, soja y arroz), y jugo de cítricos (naranja, pomelo, limón o lima) para preparar té. Luego sometieron las formulaciones de té a procesos digestivos simulados y midieron la cantidad de catequinas que recuperaron.

Descubrieron que, en general, la recuperación de las catequinas del té verde fue pobre, con más del 80 por ciento de pérdida de catequinas durante la digestión. Agregar leche al té aumentó considerablemente la recuperación de catequina, pero las mayores mejoras se observaron con la adición de vitamina C o jugos cítricos, el último de los cuales aumentó la recuperación al 98 por ciento.

Los jugos cítricos contienen compuestos bioactivos que podrían influir en la recuperación de catequinas, pero también son ricos en vitamina C. Estos hallazgos sugieren que el consumo de té verde con vitamina C, especialmente en combinación con otros compuestos bioactivos en los jugos cítricos, aumenta la recuperación de los componentes beneficiosos. presente en el té.
Enlace para estudiar el resumen.

La evidencia sugiere que la vitamina C reduce sustancialmente la broncoconstricción causada por el ejercicio (link)

La broncoconstricción inducida por el ejercicio, un estrechamiento de las vías respiratorias en respuesta al ejercicio, ocurre en hasta el 10 por ciento de la población general y hasta el 50 por ciento de algunos atletas competitivos. Los resultados de un metanálisis sugieren que la vitamina C podría reducir la incidencia de broncoconstricción inducida por el ejercicio.

Investigaciones anteriores demostraron que la vitamina C puede triplicar los niveles de tejido respiratorio en una o dos horas de una dosis oral única de 1 o 2 gramos. Este aumento local en la concentración de vitamina C parece proteger contra los aumentos agudos en el estrés oxidativo de las vías respiratorias. Además, la vitamina C inhibe la producción de prostaglandinas y leucotrienos, compuestos biológicos que participan en la patogénesis de la broncoconstricción inducida por el ejercicio. Además, la vitamina C redujo a la mitad la incidencia del resfriado común entre las personas que experimentan un fuerte estrés físico a corto plazo, una indicación de que la vitamina C también podría tener otros efectos en las personas que experimentan un gran esfuerzo físico.

Los autores del presente estudio realizaron análisis de nueve estudios que investigaron diversos aspectos de los efectos de la vitamina C en la broncoconstricción inducida por el ejercicio. Tres estudios controlados con placebo analizaron la disminución relativa inducida por el ejercicio en el volumen espiratorio forzado, o FEV1, (una medida de la capacidad respiratoria) con o sin vitamina C. Estos ensayos encontraron que las dosis entre 0.5 y 2 gramos de vitamina C redujeron la disminución del FEV1 por la mitad. Del mismo modo, cinco estudios investigaron la e

Estos ensayos encontraron que las dosis que oscilan entre 0,5 y 2 gramos de vitamina C redujeron la disminución del FEV1 a la mitad. Del mismo modo, cinco estudios investigaron los efectos de la suplementación con vitamina C en los síntomas respiratorios después de un trabajo físico pesado a corto plazo y encontraron que la incidencia se redujo a la mitad. Un estudio investigó la duración de los síntomas respiratorios en nadadores jóvenes y también descubrió que la incidencia se redujo a la mitad.

Los autores señalaron que una variedad de factores podrían influir sobre si la vitamina C afecta la función respiratoria durante el ejercicio y en qué grado, incluyendo el tipo de actividad y las condiciones bajo las cuales se realiza, entre otros.
Enlace al estudio completo.

Grandes dosis de vitamina C pueden mitigar la respuesta al estrés del cuerpo, mejorando así la inmunidad.(link)
El cuerpo humano responde al estrés mental liberando hormonas llamadas corticosteroides, lo que desencadena la respuesta de lucha o huida del cuerpo. La activación crónica de estas hormonas puede afectar la función inmune, aumentando la susceptibilidad a infecciones y enfermedades. Los resultados de un estudio temprano en ratones demuestran que la vitamina C mitiga la respuesta al estrés del cuerpo, mejorando así la inmunidad.

Los autores del estudio inmovilizaron ratones durante una hora todos los días durante tres semanas para inducir el estrés. También alimentaron a los ratones con 200 miligramos de vitamina C al día, aproximadamente equivalente a varios gramos por día en humanos. Un grupo de control de ratones también recibió vitamina C, pero no fueron sometidos a estrés.

Los ratones estresados que recibieron grandes dosis de vitamina C en sus dietas exhibieron menos signos de estrés, como lo demuestran los niveles más bajos de hormonas corticosteroides, así como otras manifestaciones físicas, como la pérdida de peso. Los ratones también exhibieron niveles más altos de IgG, el anticuerpo más abundante en circulación, responsable de unir una amplia selección de patógenos como virus, bacterias y hongos, para prevenir la infección. Curiosamente, los ratones no estresados que recibieron grandes dosis de vitamina C exhibieron aumentos aún mayores en la IgG, lo que sugiere que el estrés anula algunos de los efectos beneficiosos de la vitamina.

Estos hallazgos sugieren que altas dosis de vitamina C podrían mejorar la función inmune, especialmente en momentos de estrés mental y físico.

La deficiencia de vitamina C altera la oxidación de los ácidos grasos («quema de grasa») durante el ejercicio (link)

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La vitamina C es esencial para la síntesis de carnitina, un compuesto requerido para la oxidación de ácidos grasos, la utilización de ácidos grasos como energía, comúnmente conocida como «quema de grasa». La deficiencia de carnitina se asocia con fatiga y poca tolerancia al ejercicio. Los resultados de un nuevo estudio sugieren que altas dosis de vitamina C mejoran la oxidación de los ácidos grasos.

El estudio clínico de dos partes involucró a 22 hombres y mujeres entre las edades de 18 y 38 años. Quince de los participantes tenían niveles sanguíneos marginales de vitamina C (menos de 34 micromoles por litro) y siete tenían niveles sanguíneos adecuados de vitamina C (más de 34 micromoles por litro).

En la primera parte del estudio, todos los participantes completaron una caminata en cinta de correr de 60 minutos al 50 por ciento de su VO2 máx. La utilización de grasa durante la caminata en la cinta fue un 25 por ciento menor entre los participantes con un estado marginal de vitamina C, lo que sugiere que el estado de la vitamina C afecta la utilización de combustible durante el ejercicio.

En la segunda parte del estudio, los niveles de vitamina C de los participantes se agotaron durante un período de cuatro semanas. Luego tomaron 500 miligramos de vitamina C o un placebo todos los días durante cuatro semanas adicionales. Al final del período de ocho semanas, los niveles promedio de vitamina C en sangre en el grupo suplementado fueron 41.7 micromoles por litro, pero los niveles promedio entre el grupo empobrecido fueron 9.7 micromoles por litro. La utilización de ácidos grasos en el grupo suplementado fue aproximadamente cuatro veces mayor que el grupo con vitamina C empobrecida. La mala oxidación de los ácidos grasos durante el ejercicio se relacionó con mayores niveles de fatiga.

Estos hallazgos sugieren que el bajo nivel de vitamina C se asocia con una pobre oxidación de los ácidos grasos durante el ejercicio y pueden explicar por qué algunas personas no tienen éxito al tratar de perder peso.
Enlace al estudio completo.

Presentaciones de Vitamina C en el mercado.

Existen diversas presentaciones en las que se puede encontrar la vitamina C en el mercado. Los complementos alimenticios a base de frutas y otros extractos naturales son una de las principales presentaciones, ya que frutas como la acerola, el escaramujo, la naranja o el espino amarillo presentan un alto contenido de este micronutriente (8). Aparte del aporte vitamínico, el uso de extractos naturales también permite obtener otros beneficios a nivel nutricional debido a los demás fitocomponentes derivados del extracto vegetal utilizado.

Asimismo, puede encontrarse ácido ascórbico puro en el mercado. Sin embargo, debido a su naturaleza ácida, esta presentación puede causar ciertas molestias estomacales.

Entre las formas no ácidas de la vitamina C encontramos el ascorbato de calcio, conocido en su forma patentada como Ester-C. Finalmente, existen complementos alimenticios que encapsulan la vitamina C en un liposoma. Esta presentación se conoce como forma liposomal y su objetivo es reducir la alteración que ejerce el proceso digestivo sobre la vitamina antes de su absorción (8).

Acerola, la fruta más rica en Vitamina C

La acerola (Malpighia emarginata) es una fruta tropical típica de Sudamérica. También es conocida con el nombre de cereza de barbados y semeruco. Gracias a su interesante composición nutricional, resulta un alimento saludable ideal para incorporar a nuestra dieta.

La acerola contiene una elevada concentración de vitamina C. Sus niveles de ácido ascórbico pueden variar entre 1.000 a 4.500 mg por cada 100 g de pulpa (9). Asimismo, es rica en betacarotenos y minerales, como el calcio y el fósforo. También posee fibra vegetal y una pequeña cantidad de vitamina B (10).

En la actualidad, el consumo de esta fruta resulta habitual durante su temporada de cosecha en zonas tropical y subtropicales. Sin embargo, debido a su contenido fitoquímico, la acerola se ha empleado con fines terapéuticos desde hace décadas en la población aborigen centro y suramericana.

Entre las propiedades que se le atribuyen a esta fruta se encuentra la cura del resfriado y la gripe, así como enfermedades pulmonares, hepáticas y de la vesícula biliar (9). Del mismo modo, el extracto de acerola ha sido utilizado en la prevención de enfermedades relacionadas con el envejecimiento como el cáncer, aterosclerosis, hipertensión e infarto del miocardio debido a la acción antioxidante de esta fruta (10). Adicionalmente, la acerola también se usa como fitoestrógeno en la medicina popular.

¿Qué diferencia a nuestra Acerola de otros productos en el mercado?

Motivados por el interés despertado por esta fruta en los últimos años, en Serpens® hemos decidido crear un complemento alimenticio 100% natural que concentre todos los beneficios terapéuticos que la acerola puede aportar a la salud de nuestros consumidores. Por ello, elaboramos un complemento alimenticio de origen orgánico único en el mercado, capaz de brindar el potencial antioxidante y la alta concentración de vitamina C presente en la acerola.

La acción antioxidante de la acerola se debe principalmente a su contenido de ácido ascórbico y polifenoles (9). Debido a esto, hemos decidimos utilizar solo acerolas en su máximo punto de concentración de vitamina C para la fabricación de nuestro producto.

En consecuencia, nuestro complemento alimenticio está elaborado con acerolas verdes, ya que la concentración de vitamina C es más alta en las acerolas cosechadas cuando aún están verdes, por sobre la fruta madura, que es de color rojo. Con 180 mg de vitamina C por cada comprimido de 600 mg de extracto de acerola, nuestro complemento ofrece la tasa más alta de vitamina C disponible en el mercado.

Según un estudio publicado en junio de 2012, la ingesta diaria ideal, para beneficiarse plenamente de los beneficios de la vitamina C, sería de 200 mg. Más hasta la fecha no existe un consenso real sobre la ingesta diaria de vitamina C (8).

Si nos basamos en las recomendaciones de los médicos del Servicio de Noticias de Medicina Ortomolecular y la Sociedad Internacional de Medicina Ortomolecular, los cuales reclaman un método basado en nutrientes para prevenir y mitigar los síntomas experimentados en la infección por COVID-19, es recomendable consumir 3 g al día de vitamina C, dividido en 3 dosis/día (11). Por otro lado, en casos de resfriado común se han empleado dosis de hasta 6 y 8 g/día para disminuir la duración de estos (4).

Asimismo, aunque esta vitamina presente una baja toxicidad aguda, el cuerpo tiene su propio mecanismo para evitar casos de hipervitaminosis. Cuando existe una saturación de la absorción intestinal el cuerpo elimina el exceso de la vitamina C mediante la excreción urinaria. Por consiguiente, la vitamina C es un compuesto inocuo con grandes beneficios a ofrecer, en especial cuando se consideran las circunstancias actuales a nivel global.


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Referencias bibliográficas y enlaces de interés

Si desees expandir más tus conocimientos con relación a este tema, así como consultar los artículos citados, te recomendamos consultar los siguientes enlaces:

  1. Hemilä, H., & Louhiala, P. (2013). Vitamin C for preventing and treating pneumonia. Cochrane database of systematic reviews, (8). Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23925826
  2. Bozonet, S. M., & Carr, A. C. (2019). The role of physiological vitamin C concentrations on key functions of neutrophils isolated from healthy individuals. Nutrients, 11(6), 1363. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31212992
  3. Vorilhon, P., Arpajou, B., Roussel, H. V., Merlin, E., Pereira, B., & Cabaillot, A. (2019). Efficacy of vitamin C for the prevention and treatment of upper respiratory tract infection. A meta-analysis in children. European journal of clinical pharmacology, 75(3), 303-311. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30465062
  4. University of Helsinki. (2017, March 30). Larger doses of vitamin C may lead to a greater reduction in common cold duration. ScienceDaily. Retrieved April 17, 2020. Disponible en: sciencedaily.com/releases/2017/03/170330115246.htm
  5. Ran, L., Zhao, W., Wang, J., Wang, H., Zhao, Y., Tseng, Y., & Bu, H. (2018). Extra dose of vitamin C based on a daily supplementation shortens the common cold: A meta-analysis of 9 randomized controlled trials. BioMed research international, 2018. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30069463
  6. Gombart, A. F., Pierre, A., & Maggini, S. (2020). A Review of Micronutrients and the Immune System–Working in Harmony to Reduce the Risk of Infection. Nutrients, 12(1), 236. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31963293
  7. Kakodkar, P., Kaka, N., & Baig, M. N. (2020). A Comprehensive Literature Review on the Clinical Presentation, and Management of the Pandemic Coronavirus Disease 2019 (COVID-19). Cureus, 12(4). Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7138423/
  8. Vitamine C: un bouclier antioxydant au cœur de nos cellules. Artículo en línea publicado el 26 de febrero de 2020 y editado el 25 de marzo de 2020. Disponible en: https://nutrixeal-info.fr/2020/02/26/dossier-vitamine-c/
  9. Schreckinger, M. E., Lotton, J., Lila, M. A., & de Mejia, E. G. (2010). Berries from South America: a comprehensive review on chemistry, health potential, and commercialization. Journal of medicinal food, 13(2), 233-246. Disponible en: https://www.liebertpub.com/doi/abs/10.1089/jmf.2009.0233
  10. Motohashi, N., Wakabayashi, H., Kurihara, T., Fukushima, H., Yamada, T., Kawase, M., … & Satoh, K. (2004). Biological activity of barbados cherry (acerola fruits, fruit of Malpighia emarginata DC) extracts and fractions. Phytotherapy Research: An International Journal Devoted to Pharmacological and Toxicological Evaluation of Natural Product Derivatives, 18(3), 212-223. Disponible en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ptr.1426
  11. Vitamin C and COVID-19 Coronavirus. Artículo en línea publicado el 3 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.greenmedinfo.com/blog/vitamin-c-and-covid-19-coronavirus

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